Me sentí (fui) vulnerada

Esta es una historia que ya ha sido contada por muchas mujeres. En algunas ocasiones, han sido catalogadas como “exageradas”; les han hecho preguntas como, "¿segura que no le fuiste infiel?", "¿Por qué no escuchas su punto de vista?", "¿Y si le das otra oportunidad?", "Cuesta tanto encontrar buenos hombres ¿segura que quieres perderlo?", entre otras.

-Ya una loba en este blog contó una experiencia similar. Puede revisarlo en este Link-

Esta historia será contada una vez más, sobre todo para quienes aún no la han leído o escuchado por su amiga, su prima, su hermana, su hija… etc.

Extraída de Facebook

Luego de meses de haber terminado una relación, mis cuentas personales empezaron a hacer transgredidas. Aproximadamente en un tiempo de un año mi Facebook, Gmail, Dropbox, y mi cuenta bancaria, habían sido vulneradas. También comencé a recibir mensajes anónimos a WhatsApp. Al mismo tiempo, sentí que mis pensamientos, mis historias, mis fotos, incluso mi cuerpo estaban siendo violentados.

¿Cómo después de eso me podría sentir mal? “Si quizás no es tan malo, dentro de todo lo malo, es lo menos malo que te pueden hacer” me decía a mí misma. Después de vulnerar mi Facebook y Gmail, me doy cuenta que el evento no finalizaba allí. Llamó a mi casa para divulgar lo que supuestamente había encontrado: que yo le había sido infiel.

- Solo esperaba que la pregunta no fuera: “pero, le fuiste infiel ¿o no?”-

Su misión en esta "audaz hazaña" era encontrar una razón, o más bien, comprobar la razón de la ruptura. Porque claro, ¿por qué otra razón se finaliza una relación si no es por un tercero? Él creyó que nunca me enteraría, pero lo que no sabía es que actualmente las plataformas en redes sociales tienen una seguridad de privacidad, puedes rastrear la IP, eso fue lo que hice para tener certeza que había sido él.

¿Cuál es el problema? ¿De qué estamos hablando cuando ocurre tal vulneración a tu vida privada? ¿Qué significa que alguien no asuma un término y busque otras explicaciones donde no hay más explicaciones? ¿Incluso involucrando a tu familia? El problema desde mi interpretación: el poder que ejerce el machismo sobre las mujeres, una violencia de género sutil e implícita. Te transgredo porque puedo, porque soy más fuerte, y porque tú eres más débil y dependiente de mi. Yo no era su problema, el problema era su persona, su imagen. La mejor conclusión para su herida, para su llanto, para su pena, para su rabia fue “la culpable eres tú”.

Lo imaginé muchas veces preguntándose "¿cómo me deja si la tengo en la palma de mi mano?", como alguna vez me lo dijo.

No he sufrido agresión física, y lo más probable que lo que he vivido no se compara con lo que otras tantas mujeres han tenido que pasar. Pero puedo imaginar muy sutilmente cómo se siente estar atemorizada, yo también lo viví, y quizás sin razón o con muchas razones, pero tuve miedo de que algún día llegara a mi trabajo o a mi casa a pedirme explicaciones. Planeé, en algunas ocasiones qué haría si eso pasaba: Le expresaría mi rabia, le haría darse cuenta que lo que hizo no estaba bien, no permitiría que me tocara ni un pelo, incluso terminaba pegándole una cachetada, y aunque me sentía violenta, sabía que si llegaba ese minuto me quedaría en shock.

Más tarde comprendí que él nunca iría a mi trabajo o a mi casa. Como ya mencioné, el problema no era yo, no quería explicaciones de por qué habíamos finalizado una relación de cinco años, no era su amor hacia mí, no seguía enamorado, el problema era su ego herido, una mujer lo había dejado, yo lo había dejado, y peor aún, en sus creencias e imaginarios, lo había dejado por otro -hombre-. Él no iría porque lo único que buscaba era una razón para decirse a sí mismo que él no había cometido un error.

Debo confesar que entre medio de esta historia tuve muchas dudas ¿seré yo el problema? De repente te dan un punto de vista que está teñido por la misma normalización de estos actos: "fuiste poco clara con él","debe haber tenido motivos", "pobre de él, la debe estar pasando muy mal para hacer eso".

Pero también me cuestioné -antes que sucedieran los hechos- si estaba bien terminar con él. Dudé de mi sentir, de mis emociones y de lo que me decía mi cuerpo. Me confundieron opiniones, que aunque sabía que no se correspondían conmigo, instalaban la culpa de alguna forma; "piénsalo bien, porque hay poco hombres buenos como él", "hoy en día cuesta encontrar hombres trabajadores, y cuando llegas a los 30 es más difícil, y si los encuentras tienen hijos y ahí tienes que asumir un costo", "en cualquier momento puede hacer una estupidez", "tú eres la única que lo puede ayudar porque la está pasando mal", etc...

Definitivamente, hubo algunas personas que no me ayudaron mucho, la verdad me hicieron sentir culpa y creer que mi sentir no era válido. Instalaron en mi persona la responsabilidad de un adulto, me privaron con su opinión de mi libertad de decidir y elegir. Hubo otras, en cambio, que estaban más conectadas con lo que me pasaba, y agradezco que hayan estado allí, me daba esperanza en esta sociedad tan corrompida por las apariencias.

Hasta ahora me da pudor dejarlo “mal parado”, porque lo sigo considerando una buena persona, pero nacido, criado y educado en un mundo donde se nos hace creer a todas y a todos que las mujeres son inferiores, la masculinidad hegemónica es la base de esta sociedad. Entonces, me pregunté en algún minuto ¿de quién es la culpa? ¿Del sistema, de su educación, de él mismo? Si se pueden dar cuenta aún me cuesta mucho decir: "Oye, lo que hiciste no tiene justificación, me vulneraste, me hiciste daño, ninguna persona puede vulnerar a otra por ninguna razón, necesitas terapia, hazte ver", etc, etc. (Y ojalá con voz de enojada).

Nunca lo llamé, nunca volvimos a hablar. Mi rabia quedó contenida, pero así lo decidí. Quizás aún estoy sanando la herida y trabajando en ese sentir, tampoco fue fácil para mí que me dejara como "infiel" frente a personas que quise y quiero; su familia, y más aún sabiendo que ese término es muy sensible para ellos/as. Y tampoco lo fue darme cuenta que yo no le importaba mucho, aunque de alguna forma ya lo sabía, esa había sido una de las razones de la ruptura.

Lo más chistoso fue que siempre él quedó como "medio psicopatín, pero pobre cabro igual, la está pasando muy mal", y no digo lo contrario, pero, ...

- ¿Y yo?-

Yo no era una pobre cabra, yo no la pasaba mal porque había sido yo la que decidió terminar la relación. Y uno fue criada para no quejarse, así que, ya conocen la historia.

Todo esto terminó en muchos gastos al médico, en pensar en lo bonito, en lo bueno, en crecer, en aprender y en perdonar (me). He reflexionado en mis culpas, mis errores, en el propio machismo arraigado en mi educación y en mis actos.

Todos y todas merecemos respeto (eso es intrínseco), ninguna persona tiene derecho a invadir tu vida privada, a invalidar tu sentir y hacerte sentir que no vales. Y por sobre todo, ninguna persona tiene derecho a decidir por ti.

Esta vez, con plena libertad decido mostrarme frente a otr@s, de todas formas es más fácil hacerlo así que sentarme a contarles.

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2 comentarios

  1. Me acordé de ese día que nos juntamos y terminamos diciéndonos la una a la otra, Si! Hay que portarse mal! ¿Y Por qué ser libre es "portarse mal"? Mierda, maldito machismo opresor, está ahí, adentro.

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