Lunática: un viaje a la naturaleza interior
“Por
el filo de mi cama
se
pasea
una
luna lobezna.
Plenilunio
de rabo plateado.
En
cada átomo de baba lunar,
fluye
una jauría
de
lobos transparentes”
Con estos
versos lobunos, comienza Lunática, libro de poesía ilustrado para niñas y niños,
publicado en 2015 y ganador del premio Hispanoamericano de Poesía para Niños.
En él nos encontramos con una poesía sutil y profunda a manos de la escritora
mexicana Martha Riva Palacio y con ilustraciones de Mercé López, que grafican y
dialogan constantemente con el lenguaje poético.
En Lunática, página a página se despliegan
ilustraciones de trazos que van de lo difuso a lo concreto, con colores más
bien oscuros y pasteles, y que generan una atmósfera del interior, colindando
cada momento con la subjetividad de la protagonista.
Desde el
inicio, conocemos la historia de una niña que “Por culpa de un lengüetazo de
luna” se convierte en niña-loba. Desde ese punto, nos adentramos cada vez más
en su mundo emocional, conociendo su más profunda intimidad: soledad,
aburrimiento, tristeza, molestia y alegría acompañada de carcajadas luminiscentes aparecen y desaparecen en un vaivén
lunático.
Entre emoción
y emoción, se hace latente la conexión de esta niña-loba con la naturaleza. En
constante transformación, la niña-loba, nos evidencia un pasaje importante en
el desarrollo del ser: los cambios veloces e intensos de una preadolescente,
aprendiendo a lidiar con su mundo interior y descubriendo su propia naturaleza.
Naturaleza que se expresa inminentemente salvaje
“Lunática.
Corro a cuatro patas
por la estepa deshilachada
de mi alfombra”
Observa,
grita, aúlla a la luna, corre y se rasca las pulgas con la pata trasera “¡Eres
una niña, no una loba!”
le ruge su padre, y ella responde, soplando y soplando su casa para derribarla,
pero… no lo logra, entonces “Afilando mi sonrisa/ repleta de colmillos,/
rasguño feroz el aire”. Incomprensión. Una distancia social entre niña y
adulto. La mamá la envía a su cuarto “Jaula
de vidrio-ladrillo” donde al menos dice “puedo
rascarme como yo quiera”.
Con las
emociones a flor de piel, esta niña irá develando frente al lector, la escisión
entre el mundo interior y exterior, esa distancia infranqueable entre seres
humanos, el yo y el nosotros, la individualidad y la colectividad, que muchas
veces es tan desafiante como fortalecedora. Más, cuando de la subjetividad
emocional se trata. Esa es una de las razones por las que éste libro me parece
altamente recomendable para la lectura desde la pre adolescencia hasta la
adultez. No hay límites de edad. Y, para quienes han normalizado la anormal
idea de que la emoción es negativa, y que nos hace parecer débiles o
vulnerables, en Lunática, la emocionalidad se experimenta a concho y abre las puertas al (re)conocimiento y la libertad.
Lunática, tiene mucho
de la mujer, descrita por Clarissa Pinkola, en su libro Mujeres que corren con los lobos. En él,
se versa detalladamente sobre el arquetipo, exclusivo femenino, de la Mujer salvaje. Una mujer que reconoce en
sí la sabiduría ancestral, el conocimiento de su linaje y una forma sana de
relacionarse consigo misma. Si bien, de manera textual no la encontramos en
Lunática, sí, podemos observar en ella, el sentido de propiedad de su mundo y
la búsqueda del entendimiento interior, su relación con la naturaleza y lo
abstracto, elementos que culminan con un empoderamiento figurado.
Lunática, es una
lectura sugerente y enigmática, crítica a veces, comprensiva en otras. Sin duda
alguna, un viaje a la naturaleza interior de esta joven amante de la luna. La
invitación es a aventurarse a la lectura de esta obra que, sin dudar, te
acogerá en su mundo y te devolverá con la sensación de haber conocido a una niña-loba que no teme aullar.
Pero no importa
porque
está esa tarde,
esa
única tarde,
en la que la casa
sí se encendió
y,
desde la puerta,
alguien
-el que sea-
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